Comprar barato y vender caro. Parece bastante fácil de entender y hacer. Sin embargo, la mayoría de nosotros no puede cumplir con esta simple regla cuando se trata de la bolsa de valores.
¿Por qué sucede esto? ¿Por qué nuestro instinto nos dice que debemos comprar acciones cuando los precios son altos y venderlas cuando los precios son bajos?
Hay dos razones principales: el consenso social y la escasez.
1. De la psicología del mercado - Consenso Social
El humano es un animal social. Está en la naturaleza humana mirar a los demás para determinar el mejor curso de acción para nosotros mismos. Si miramos por la ventana y vemos gente con remeras de mangas cortas, suponemos que el clima es cálido y nos vestiremos con mangas cortas. Si vemos autos delante nuestro que empiezan a cambiar de carril, vamos a tratar de cambiar de carril, en anticipación de un embotellamiento, obstáculo o accidente próximo.
Si vemos a otros que se están enriqueciendo con la compra de acciones, entonces debe ser un buen momento para comprar. Lo mismo ocurre cuando todo el mundo está vendiendo.
Sin embargo, el consenso social solo, no va a crear un efecto tan fuerte que nos vaya a hacer actuar de manera contraria a nuestros intereses. La otra fuerza clave en el juego es la escasez.
2. De la psicología del mercado - Escasez
En su libro “Influencia”, la escasez es la última de las seis armas de influencia descritas por Robert Cialdini. Se guardó probablemente para el final debido a la fuerza de sus efectos.
Todos tenemos una tendencia natural a querer cosas que son difíciles de obtener. Cuanto más raro es un objeto, mayor será su valor debido a que pocos serán capaces de tomar posesión de él. No sólo queremos más, un bien que es escaso, sino que vamos a inventar razones de por qué lo queremos tanto. Los estudios demuestran que los artículos que son escasos están constantemente clasificados en una escala más alta o más favorable que sus contrapartes más abundantes.
Del mismo modo, iremos corriendo a comprar acciones a 10 euros y que estaban a 8 euros, porque tenemos miedo de que en poco tiempo sólo estarán disponibles por 12, 15 o más. Tenemos que comprar ahora, porque el precio no estará disponible por mucho tiempo. Por eso, cuando el mercado de acciones está subiendo, sentimos una gran necesidad de entrar y comprar, comprar, comprar.
A medida que aumenta el mercado, las acciones a precios más bajos son cada vez más escasas, lo que crea más compras, lo que los hace más escasos, y más y así sucesivamente hasta que la música se detiene. Esto es lo que se llama "Exuberancia irracional".
Y esto es solo una parte ínfima del poder de la escasez. Según Cialdini, hay otros dos efectos que hacen que la regla de escasez sea aún más potenciada
a) Pérdida, y
b) Competencia
a) Escasez y pérdida
Creo que todos hemos experimentado esto muchas veces, y en todas las áreas de nuestra vida. Agradecemos recuperar algo y lo apreciamos más después de haberlo perdido. Novias/novios, billetera, nuestras libertades, las llaves, y sí, definitivamente también dinero.
Nos gusta ganar dinero, pero nos gusta perderlo mucho menos.
Por eso, cuando hay una gran caída en el mercado de valores y hemos perdido mucho dinero, somos tímidos a la hora de comprar más. Una vez que hemos perdido, queremos aferrarnos a lo que tenemos por miedo a perder más.
Esto nos hace más propensos a comprar cuando los precios son altos, porque no hemos perdido nada y hemos ganado mucho (por lo menos en el papel).
Del mismo modo que es probable que vendamos o por lo menos no compremos cuando los precios son bajos.
b) Escasez y Competencia
El otro aspecto de la escasez tiene que ver con la competencia. Cuando estamos en competencia directa con otros por un elemento limitado, el poder de la escasez se pone en marcha a toda velocidad.
Esto es cuando sentimos que es absolutamente necesario tenerlo, sea lo que sea, no porque lo necesitemos, sino porque no debemos permitir que otro lo obtenga. Ni la señora que está mirando el mismo pullover en la mesa de saldos, ni el arrogante trader con su camisa y corbata.
Y como todos sabemos, la competencia es la piedra angular del mercado de valores.
Cuando los precios son altos, estamos obligados a comprar más porque ese es el momento en que hay más competencia por una acción. Tenemos que comprar ahora antes de que los otros ganen el dinero que debería ser nuestro.
Cuando los precios son bajos, nos vemos obligados a vender porque no queremos perder la oportunidad de deshacernos de nuestra porquería hacia algún otro.
¿Por qué tanta gente pierde dinero en el mercado de valores?
Debido a que las reglas de la escasez y el consenso social están dirigiendo a comprar alto y vender bajo. En este caso, nosotros somos nuestros peores enemigos.
Ahora que entendemos las fuerzas psicológicas que están trabajando contra nosotros, ¿es que es posible hacer frente a esas fuerzas?
Cialdini sugiere dos maneras de contrarrestar la escasez:
1) Pensar antes de actuar, y
2) Recordar que la utilidad del objeto sigue siendo la misma, sin importar la escasez, la pérdida o la competencia.
De la Psicología del Mercado de Valores - Cómo igualar las probabilidades
1) Piensa antes de actuar.
Cuando nos sentimos atrapados en la emoción de un rally o un sell-off de la bolsa de valores, tenemos que parar de comprar o vender cualquier cosa. Las decisiones que se toman a toda prisa, suelen ser decisiones de las que nos arrepentiremos más tarde.
He hecho muchas operaciones de valores a toda prisa en pleno rally, y ahora, sólo voy a comprar o vender después de que haya pensado cuidadosamente y que los indicadores técnicos me den señales claras.
Por ello, muchos expertos animan a los inversores a tener una estrategia. Cuando somos arrastrados por las poderosas fuerzas de la escasez, se tiene tendencia a repensar nuestra estrategia o modificarla según las circunstancias. Antes de realizar una transacción bursátil, simplemente pregúntese lo siguiente - ¿Esta transacción encaja en mi estrategia a largo plazo de negociación de valores? Si no, entonces usted debe ponerse de lado.
2) La utilidad del objeto permanece inalterada.
Cuando somos arrastrados por el poder de la escasez, Cialdini sugiere que recordemos esto:
El artículo que ahora queremos más que nunca, no ha cambiado fundamentalmente. La utilidad que obtenemos de él tampoco ha cambiado, sólo nuestra necesidad de poseerla.
Los stocks sin embargo, no son como objetos ordinarios, ya que su utilidad en realidad si cambia. No podemos comer las acciones, o vestirnos con ellas o utilizarlas en cualquier forma tangible. O las compramos como inversión a largo plazo, o con la esperanza de ganar algo de dinero a corto plazo a través de un intercambio rápido. Para las transacciones a corto termino, la utilidad del elemento, es decir, la cantidad de dinero que se puede hacer, es en realidad dependiente de la demanda a corto plazo que lo rodea.
Esta demanda a corto plazo, como se ha expuesto, se basa en el consenso social y la escasez. En este caso queremos fomentar una mayor escasez, consenso social, y cualquier otra cosa que pueda utilizarse para impulsar aún más los precios hacia arriba, de modo que podamos hacer algunos beneficios a corto plazo. No es coincidencia que muchos de los llamados expertos que aparecen en la televisión, blogs y diarios financieros, promocionan acciones específicas con el fin de inflar o desinflar artificialmente sus valores para que ellos mismos puedan hacer una operación rápida. De esta manera, mayor es la competencia (compre antes que sea tarde/venda antes que sea tarde), más alto es el precio que se puede obtener en el corto plazo, y más dinero usted hará.
Y es por eso que el trading es tan diferente de la inversión. Al realizar operaciones a corto plazo, es importante entender la psicología detrás de la bolsa de valores, y así utilizar esta psicología para su propia ventaja a corto plazo.
Si usted es un inversor a largo plazo, entonces debe estar al tanto de estos trucos a corto plazo con que la gente trata de manipularle psicológicamente para comprar a un precio demasiado alto, o vender a un precio demasiado bajo.
Por ejemplo, desde hace años, en pleno mercado alcista, los pesimistas nos pronostican grandes catástrofes basándose en la renqueante economía mundial. Ellos explican que el mercado alcista - más del 100% en los últimos cuatro años- ha terminado su curso. Ellos razonan que una desaceleración mundial causará que en 2013 las ganancias corporativas van a caer fuera de las expectativas. Por último, piensan que las políticas de los bancos centrales (QE3 y 4 de la Federal, Draghi con su “haremos lo necesario”) de dinero fácil, van o bien conducir a la inflación, o los bancos deberán elevar las tasas de interés. En cualquier caso, enviaría los precios de los bonos en picada y también desestabilizara el mercado de valores.
Eso es mucho de qué preocuparse. Pero los comentaristas bajistas de hoy están haciendo una suposición crucial incorrecta - que los precios de las acciones se mueven al unísono con la economía. Es cierto que en el largo plazo, los precios de las acciones reflejan las ganancias de las empresas y que estas ganancias reflejan la economía. Pero esa relación no es necesariamente válida en el corto plazo. Aquí hay algunas razones para cuestionar el sombrío panorama:
La evolución de los beneficios empresariales puede divergir de la economía en su conjunto. El lento crecimiento del PIB y del desempleo, tiende a mantener bajos los costos, especialmente los costos laborales. Así que incluso con sólo ventas moderadas, las empresas pueden disfrutar de beneficios empresariales en rápida expansión. Y eso es exactamente lo que ha ocurrido desde que la recesión terminó en 2009.
En otras palabras - y tan perverso como suena - una economía algo decepcionante puede ser muy bueno para las acciones.
El alto desempleo mantiene bajos los costos laborales y engordan las ganancias empresariales. Bajos rendimientos potenciales en otros sectores podría alentar el dinero para que fluya hacia las acciones bursátiles. Mientras que no hay recesión, ni hay alguna crisis realmente terrible en el extranjero como un ataque de los israelíes en Irán lo que hará subir el petróleo, y no hay un repunte en la inflación, los precios de las acciones podrán continuar moviéndose hacia arriba - por lo menos por un año o dos. A menos que los índices lleguen a niveles claramente sobrevalorados - 17.000 o 18.000 para el Dow - tiene sentido para la mayoría de los inversores seguir con sus estrategias de cartera a largo plazo y no tratar de anticiparse al mercado.