Los siete pecados capitales que puede cometer un inversor y cómo evitarlos, según The Wall Street Journal.
1) La lujuria: seguir el desempeño reciente
La creencia de que el desempeño reciente determinará el desempeño futuro es una de las mayores trampas en las que se cae, dicen los expertos.
"La gente tiende a invertir en algo a lo que le fue bien recientemente", señala Terrance Odean, profesor de finanzas en la Escuela de Negocios Haas de la Universidad de California en Berkeley.
Antes de la crisis financiera, los inversores se metieron de lleno en el mercado inmobiliario, convencidos de que los precios de las viviendas nunca se debilitarían.
El ejemplo más reciente es el oro. El metal tuvo una racha alcista incluso antes de la crisis, y los tenedores de capital se abalanzaron hacia él.
Un factor importante fue la gran atención que este metal recibió en forma abrupta en todos los medios.
Para combatir esta conducta, los asesores indican que es importante estudiar los precios y el desempeño histórico de las inversiones populares.
Por ejemplo, los precios del oro subieron desde 2001, pero en el largo plazo quedaron rezagados frente a las acciones y apenas mantuvieron el ritmo de la inflación.
2) La soberbia: demasiado confiados
Los inversores, especialmente los novatos, suelen pensar que saben mucho más de lo que realmente conocen sobre un activo en particular, afirman los psicólogos y asesores.
"Nuestra opinión sobre nosotros mismos es demasiado alta", dice Odean, el profesor de finanzas.
"Todos necesitamos una dosis saludable de desconfianza en uno mismo y de humildad", completa.
La mejor forma para que los inversores controlen su exceso de confianza es asegurarse de tener a una persona imparcial con la que puedan hablar sobre sus ideas de inversión.
Este individuo podría ser un asesor financiero o un amigo cercano o familiar que no se vea afectado directamente por ninguna decisión.
3) Envidia: querer formar parte del club
Antes del debut bursátil de Facebook en mayo de 2012, los operadores bursátiles fueron inundados con llamadas de clientes que querían tener esta acción antes de que saliera al mercado.
El hecho de que sólo había una cantidad limitada de títulos para inversores minoristas solo aumentó el furor, indican los analistas.
El deseo de ser parte de una emisión exclusiva, a menudo, impulsa a las personas a hacer apuestas que no encajan con los objetivos generales de un portafolio.
Los inversionistas que colocaron su dinero en Facebook justo después de su salida a bolsa, vieron la acción de la empresa descender por debajo de u$s20 varios meses más tarde, mucho menos de su precio de salida a la venta de u$s38.
Susan Strasbaugh, dueña de Strasbaugh Financial Advisory en Colorado, que tiene u$s100 millones bajo gestión, recomienda abrir una cuenta separada para inversiones como la de Facebook, que no encajan en el portafolio de un cliente, e invertir en ellas no más de 5%.
4) Ira: no admitir el fracaso
La gente detesta perder dinero. La aversión a la pérdida, como lo llaman los psicólogos, es común. Se vio cuando los inversionistas se rehusaron a vender las acciones de empresas tecnológicas a medida que estallaba la burbuja del sector a principios del 2000, al igual que lo hicieron con las acciones financieras durante la crisis, y como lo siguen haciendo hoy.
"No queremos ser honestos con nosotros mismos y admitir la pérdida", anota Brad Klontz, un psicólogo clínico y profesor agregado de planificación financiera en la Universidad Estatal de Kansas.
Esta forma de pensar puede ser peligrosa. Si se arrepiente de una decisión, podría vender demasiado pronto, pero si no puede aceptar la derrota y los costos de una inversión, podría quedarse con un activo por demasiado tiempo, apuntan los psicólogos, según el artículo de The Wall Street Journal.
En vez de solamente investigar las finanzas de una empresa, los inversionistas deben analizar todo el clima económico, dicen los expertos.
Si una compañía depende de la recuperación del mercado laboral o inmobiliario para tener buen desempeño, los inversionistas tienen que entender bien el panorama de esos sectores y planear sus inversiones en base a eso.
5) Gula: vivir el momento
A menudo los trabajadores no ahorran con tiempo de anticipación porque perciben su jubilación como un evento muy lejano. La clave, dice Klontz, es hacerse una serie de preguntas sobre qué estilo de vida quiere llevar cuando se jubile: ¿Cuántos años tendrá? ¿Dónde vivirá? ¿Qué estará haciendo?
Cuando el inversionista observa que solo le quedan 20 para retirarse, se siente alentado a aportar más a su plan de jubilación.
6) Pereza: pasar por alto los costos
A menudo simplemente no se prestan atención a los detalles.
Considere su disposición de invertir en fondos comunes caros que no tienen buen desempeño, dice James Choi, un profesor asociado de finanzas en la Escuela de Administración de Yale.
Los inversores, atraídos por el nombre del gestor de un fondo o el desempeño reciente, no se fijan en las cuotas.
En lugar de invertir en un fondo que sigue un índice amplio y que cobra una tarifa baja, muchos de ellos a menudo ponen sus apuestas en uno gestionado por un seleccionador profesional de acciones que cobra una cuota mucho más alta, afirma Choi.
Pero los fondos más caros tienden a tener resultados inferiores que los más económicos, agrega, citando varios estudios.
7) Avaricia: seguir a las masas
Cuando la bolsa se vino abajo en 2008, muchos inversionistas huyeron de las acciones. El mismo fenómeno ocurre ahora con el mercado de bonos a medida que los capitalistas se alejan de la deuda, preocupados por el alza de las tasas de interés.
Para combatir el inevitable temor por un declive bursátil u otros eventos adversos, los asesores dicen que es crucial que los inversionistas tengan un plan detallado al cual serle lealindependientemente de los eventos a corto plazo.
El plan debería delinear su objetivo en cuanto a bonos, acciones y otras inversiones, y estar basado en sus metas de jubilación.
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